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Clemencia, la vaca que
quería ser blanca

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Clemencia es una vaca blanca con manchas negras, pero no está conforme con su color de piel y piensa que se vería más hermosa si su piel fuera completamente blanca; además, podría conquistar al toro Carmelo. Con ese propósito, decide buscar consejo en sus amigos.

Fecha de publicación : 2003

Lugar : Bogotá

Autores : Verónica Linares

Editorial : Norma

Colección : Torre de papel, serie naranja. Primeros lectores

Número de edición : 14 (En Perú y México)

Número de páginas : 56

ISBN : 9972-895-14-9

Copias vendidas : Más de 25000

RESEÑA DE ISABEL MESA GISBERT

Publicada en el libro "Los Recomendados: una década de LIteratura Infantil y Juvenil boliviana 2000-2010" de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil

“Una mañana de mucho sol, la vaca Clemencia recostada sobre un sembradío de verdes lechugas y espinacas, preguntaba triste y deprimida: ¿Por qué será que mi piel tiene esas raras y feas manchas grises y cafés, si mi prima Clara es blanca como la leche? ¡Qué hermosa sería yo si tuviera mi piel así! Tal vez el toro Carmelo se fijaría en mí”.
 
Este es el atractivo comienzo de Clemencia, la vaca que quería ser blanca de la autora boliviana Verónica Linares. Verónica, dedicada desde hace mucho tiempo a la enseñanza preescolar, escribe, y con mucho acierto sin duda, una literatura cuyo destinatario son aquellos pequeños lectores que más demandan y para quienes es tan difícil crear.

Clemencia es una vaca coqueta que entra en una profunda depresión debido a esas “horribles manchas que tiene en su piel”. Como vive en una granja y es una vaca “amiguera”, decide buscar ayuda y pedir consejo a algunos animales que viven junto a ella. Son estos tipos de relatos los que tienen como característica la vida de forma comunal, en un paisaje abierto, enmarcados en el escenario de una granja y dentro del marco temporal actual. De esa manera, Clemencia recoge de sus amigos todo tipo de consejos, desde untarse la piel con aceite de oliva, como el gusano Bartolomé, hasta dormir patas arriba escuchando rock and roll, como el murciélago Rigoberto. Sin dudar ni un minuto, en un relato lineal y con voz ulterior que cuenta paso a paso lo que ocurre, Clemencia entra en una ardua rutina para cambiar el color de su piel y de esa manera conquistar al toro Carmelo, a quien tiene desde hace tiempo en la mira, no sin que unas gallinas “metiches” y “chismosas” tengan como tema de “copucha” el problema de Clemencia y hagan mofa diaria de ello.

Clemencia, la vaca que quería ser blanca es un cuento de fantasía que trabaja animales humanizados, género por demás conocido dentro de la literatura infantil pero que al mismo tiempo es el que más demanda crea en los más pequeños. No queda clara la intención de la autora en cuanto a la trama de la historia ya que ésta podría estar basada o en un problema social de color de piel, o en un conflicto juvenil de vaca quinceañera que no está contenta cómo ella se ve. Sin embargo, sea cual fuere la idea de la historia, cualquiera de estos temas pueden tratarse con los lectores pensando en las preguntas y curiosidades que tienen a esa edad.

Es una historia divertida y con un desenlace más abierto que positivo, pues si bien el lector supone que Clemencia asume su problema, también puede quedar abierto a la imaginación. Es importante destacar en la obra de Verónica el continuo rescate de valores tales como la solidaridad, la amistad y la perseverancia, que son imprescindibles en la formación de los niños tanto en casa como en la escuela.

Este libro toma en cuenta las habilidades lingüísticas necesarias para preparar a los más pequeños en el campo de la lecto-escritura. Me refiero a la repetición de escenas y por lo tanto de expresiones que salen a lo largo de la historia, con las que los niños se familiarizan rápidamente y que en una segunda lectura repiten con placer y entusiasmo. El lenguaje utilizado es sencillo y acorde a la edad de los lectores introduciendo de vez en cuando algunas palabras nuevas para el enriquecimiento de vocabulario. Narrada con mucho humor y con muy buenas ilustraciones, Clemencia, la vaca que quería ser blanca es un cuento atrapa-lectores.“Una mañana de mucho sol, la vaca Clemencia recostada sobre un sembradío de verdes lechugas y espinacas, preguntaba triste y deprimida: ¿Por qué será que mi piel tiene esas raras y feas manchas grises y cafés, si mi prima Clara es blanca como la leche? ¡Qué hermosa sería yo si tuviera mi piel así! Tal vez el toro Carmelo se fijaría en mí”.
 
Este es el atractivo comienzo de Clemencia, la vaca que quería ser blanca de la autora boliviana Verónica Linares. Verónica, dedicada desde hace mucho tiempo a la enseñanza preescolar, escribe, y con mucho acierto sin duda, una literatura cuyo destinatario son aquellos pequeños lectores que más demandan y para quienes es tan difícil crear.

Clemencia es una vaca coqueta que entra en una profunda depresión debido a esas “horribles manchas que tiene en su piel”. Como vive en una granja y es una vaca “amiguera”, decide buscar ayuda y pedir consejo a algunos animales que viven junto a ella. Son estos tipos de relatos los que tienen como característica la vida de forma comunal, en un paisaje abierto, enmarcados en el escenario de una granja y dentro del marco temporal actual. De esa manera, Clemencia recoge de sus amigos todo tipo de consejos, desde untarse la piel con aceite de oliva, como el gusano Bartolomé, hasta dormir patas arriba escuchando rock and roll, como el murciélago Rigoberto. Sin dudar ni un minuto, en un relato lineal y con voz ulterior que cuenta paso a paso lo que ocurre, Clemencia entra en una ardua rutina para cambiar el color de su piel y de esa manera conquistar al toro Carmelo, a quien tiene desde hace tiempo en la mira, no sin que unas gallinas “metiches” y “chismosas” tengan como tema de “copucha” el problema de Clemencia y hagan mofa diaria de ello.

Clemencia, la vaca que quería ser blanca es un cuento de fantasía que trabaja animales humanizados, género por demás conocido dentro de la literatura infantil pero que al mismo tiempo es el que más demanda crea en los más pequeños. No queda clara la intención de la autora en cuanto a la trama de la historia ya que ésta podría estar basada o en un problema social de color de piel, o en un conflicto juvenil de vaca quinceañera que no está contenta cómo ella se ve. Sin embargo, sea cual fuere la idea de la historia, cualquiera de estos temas pueden tratarse con los lectores pensando en las preguntas y curiosidades que tienen a esa edad.

Es una historia divertida y con un desenlace más abierto que positivo, pues si bien el lector supone que Clemencia asume su problema, también puede quedar abierto a la imaginación. Es importante destacar en la obra de Verónica el continuo rescate de valores tales como la solidaridad, la amistad y la perseverancia, que son imprescindibles en la formación de los niños tanto en casa como en la escuela.

Este libro toma en cuenta las habilidades lingüísticas necesarias para preparar a los más pequeños en el campo de la lecto-escritura. Me refiero a la repetición de escenas y por lo tanto de expresiones que salen a lo largo de la historia, con las que los niños se familiarizan rápidamente y que en una segunda lectura repiten con placer y entusiasmo. El lenguaje utilizado es sencillo y acorde a la edad de los lectores introduciendo de vez en cuando algunas palabras nuevas para el enriquecimiento de vocabulario. Narrada con mucho humor y con muy buenas ilustraciones, Clemencia, la vaca que quería ser blanca es un cuento atrapa-lectores.“Una mañana de mucho sol, la vaca Clemencia recostada sobre un sembradío de verdes lechugas y espinacas, preguntaba triste y deprimida: ¿Por qué será que mi piel tiene esas raras y feas manchas grises y cafés, si mi prima Clara es blanca como la leche? ¡Qué hermosa sería yo si tuviera mi piel así! Tal vez el toro Carmelo se fijaría en mí”.
 
Este es el atractivo comienzo de Clemencia, la vaca que quería ser blanca de la autora boliviana Verónica Linares. Verónica, dedicada desde hace mucho tiempo a la enseñanza preescolar, escribe, y con mucho acierto sin duda, una literatura cuyo destinatario son aquellos pequeños lectores que más demandan y para quienes es tan difícil crear.

Clemencia es una vaca coqueta que entra en una profunda depresión debido a esas “horribles manchas que tiene en su piel”. Como vive en una granja y es una vaca “amiguera”, decide buscar ayuda y pedir consejo a algunos animales que viven junto a ella. Son estos tipos de relatos los que tienen como característica la vida de forma comunal, en un paisaje abierto, enmarcados en el escenario de una granja y dentro del marco temporal actual. De esa manera, Clemencia recoge de sus amigos todo tipo de consejos, desde untarse la piel con aceite de oliva, como el gusano Bartolomé, hasta dormir patas arriba escuchando rock and roll, como el murciélago Rigoberto. Sin dudar ni un minuto, en un relato lineal y con voz ulterior que cuenta paso a paso lo que ocurre, Clemencia entra en una ardua rutina para cambiar el color de su piel y de esa manera conquistar al toro Carmelo, a quien tiene desde hace tiempo en la mira, no sin que unas gallinas “metiches” y “chismosas” tengan como tema de “copucha” el problema de Clemencia y hagan mofa diaria de ello.

Clemencia, la vaca que quería ser blanca es un cuento de fantasía que trabaja animales humanizados, género por demás conocido dentro de la literatura infantil pero que al mismo tiempo es el que más demanda crea en los más pequeños. No queda clara la intención de la autora en cuanto a la trama de la historia ya que ésta podría estar basada o en un problema social de color de piel, o en un conflicto juvenil de vaca quinceañera que no está contenta cómo ella se ve. Sin embargo, sea cual fuere la idea de la historia, cualquiera de estos temas pueden tratarse con los lectores pensando en las preguntas y curiosidades que tienen a esa edad.

Es una historia divertida y con un desenlace más abierto que positivo, pues si bien el lector supone que Clemencia asume su problema, también puede quedar abierto a la imaginación. Es importante destacar en la obra de Verónica el continuo rescate de valores tales como la solidaridad, la amistad y la perseverancia, que son imprescindibles en la formación de los niños tanto en casa como en la escuela.

Este libro toma en cuenta las habilidades lingüísticas necesarias para preparar a los más pequeños en el campo de la lecto-escritura. Me refiero a la repetición de escenas y por lo tanto de expresiones que salen a lo largo de la historia, con las que los niños se familiarizan rápidamente y que en una segunda lectura repiten con placer y entusiasmo. El lenguaje utilizado es sencillo y acorde a la edad de los lectores introduciendo de vez en cuando algunas palabras nuevas para el enriquecimiento de vocabulario. Narrada con mucho humor y con muy buenas ilustraciones, Clemencia, la vaca que quería ser blanca es un cuento atrapa-lectores

Incluido en la lista de "Los recomendados: Una década de Literatura Infantil y Juvenil (2000-2010), Academia Boliviana de LIJ.

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