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La Marca de los Reyes

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Fecha de publicación : 2022

Lugar : La Paz- Boliva

Autores : Verónica Linares

Ilustradores : Camila Zelada

Editorial : -

Colección : -

Número de edición : Primera

Número de páginas : -

ISBN : -

Depósito legal : -

En Mururata, un pueblo olvidado en plena selva subtropical de los Yungas bolivianos, a un lado de la Cordillera de los Andes, vive María Candelaria, una niña afro boliviana con poderes extraños. Ella también se hace llamar Mahdis.

El día de su bautizo, la vieja hechicera del pueblo le había regalado a Mahdis un amuleto en forma de luna; un amuleto muy antiguo y poderoso que había sido traído por los primeros pobladores llegados desde el África a Bolivia.

Paulatinamente, Mahdis se va dando cuenta de que tiene varios poderes como la hechicera: puede revivir animales; puede elevarse y hacer volar cosas, asustando a los demás.

Un día la vieja hechicera desaparece y Mahdis emprende su búsqueda con tres amigos que la siguen en una increíble aventura que los llevan a conocer al rey de los afro bolivianos y a desenterrar otras historias que habían quedado olvidadas en la selva yungueña y en los cerros de la cordillera.

La marca de los reyes es una novela que rescata una cultura poco conocida por nuestros niños que, si bien tiene mucho de ficción, también hace referencia a acontecimientos históricos que aclaran el origen de esta comunidad. La historia está muy bien escrita, es de ágil lectura y llena las expectativas de cualquier lector.

No es fácil encontrar dentro de la literatura infantil o juvenil boliviana novelas cuyos protagonistas pertenezcan a las diferentes etnias del país. La marca de los reyes, de Verónica Linares, es una de ellas, y con la peculiaridad de ser la primera novela boliviana cuyos personajes son afrodescendientes. En este caso un pequeño grupo que vive en Mururata, una comunidad de los Yungas, que a lo largo de los años hizo una simbiósis muy interesante entre la cultura africana y la cultura aymara.

 

Candicha, una niña afroboliviana, es bautizada a los seis años en Mururata con el nombre de María Candelaria “por la Virgencita y porque nació iluminada, a la luz de la luna llena” (Pág. 13), dice la madre. Sin embargo, una anciana del lugar la llama Mahdis, que significa parecida a la luna. Cantando canciones africanas de sus antepasados, saca un amuleto de su pecho, se lo cuelga a la niña y luego desaparece. Es conocida como la hechicera del pueblo.

 

Pasan los años y a la hechicera ya no se la ve más; sin embargo, lo que los pobladores no saben es que Candicha la visita a menudo. “Bailaban juntas, bailes del alma en la que se concentraban animales y plantas desconocidas, el aire, el sol y la luna…” (Pág. 19). La niña aprende y practica hechizos, pero también baila porque su raza es amante de la música, del ritmo, del movimiento y del canto.

 

Cuando cumple 12 años, la gente del lugar murmura sobre ella y la mira con desconfianza. Comentan sobre las cosas incomprensibles que dice, sobre su mirada de furia y su ausencia de este mundo; así como el manejo de objetos extraños como collares de pluma, pollos muertos o distintos insectos. Además, tiene un raro amuleto de hueso en forma de luna llena que no se lo quita nunca. Efectivamente, Candicha es una niña especial capaz de cerrar los ojos y guiarse por los olores y por los sonidos, también puede elevarse en el aire. Cualquier hechizo lo logra sosteniendo su amuleto y mirando a la luna.

 

Un día, la niña encuentra a la hechicera muerta en la hamaca de su patio. Al entrar en su cabaña observa un sinfín de objetos que utilizaba en sus hechizos, pero le llama la atención una foto en la que la awicha está con un bastón lleno de colgandijos, entre ellos un “dije brillante en forma de luna”, más grande que el suyo, pero que la hechicera nunca se lo había mostrado. Esa misma noche, Candicha sueña con la awicha quien le pide que busque el dije que ha visto en la foto. La niña vuelve a la casita de la hechicera, encuentra un libro y dentro de él un papel. Junto a su mejor amigo, Amadeo, resuelven el misterio de aquel papel que en realidad es un mapa que marca un recorrido por los lugares donde están las pistas para encontrar el dije. El itinerario se inicia en Mururata, luego la cascada Salto de la Lágrima, después Tocaña, en seguida una cumbre con nieve y luego nuevamente Mururata. Candicha está decidida a ir a todos esos lugares para encontrar lo que busca y para ello convence a Amadeo y Trini para que la acompañen. Y así se inicia la aventura de los tres niños en busca de aquel dije.

 

La autora rescata la arraigada creencia africana en la brujería y la medicina tradicional para dar vida a esta historia. La protagonista adquiere los poderes mágicos de la awicha para, a su corta edad, practicar la hechicería en el colegio. Para ella es algo que surge de manera natural, pero que le gusta realizar con el fin de obtener el respeto tanto de sus compañeros como de sus maestros que, por cierto, temen ser objeto de algún conjuro. La combinación de una protagonista afrodescendiente y una magia de trucos infantiles le da a la historia un toque gracioso que el lector disfruta a lo largo de toda la trama.

 

Por cierto, Candicha es una niña muy segura de sí misma, que manipula a sus compañeros porque se sabe dueña de ciertos poderes, que ni ella misma comprende cómo ni por qué los tiene, pero que la colocan encima del resto. Ella no pide cosas a sus compañeros, les da órdenes. Enseña hechizos a los del curso a cambio de que le hagan las tareas. Si bien Candicha es una niña como cualquier otra, con una familia y una escuela, está claro que a ella no le importa la escuela, pero sabe que tiene que asistir. Su prioridad es la magia, su amuleto, experimentar la sensación de que ella puede hacer las cosas que la awicha le ha enseñado y busca el tiempo para practicarlas.

 

—¿Qué? ¿Cómo se te ocurre encontrar un sapo de dos cabezas? ¿Estás alucinando? 

—Mira Amadeo, yo he visto cosas y animales que ni te imaginas. Es más, si no existe un sapo de dos cabezas, yo puedo hacer que aparezca.

 

Pero, bueno, tú eres la “aprendiz de bruja”, así que te haré caso nomás.

—No, Amadeo, yo SOY bruja, o quieres que te muestre mis magias, de nuevo…

 

Sin embargo, sus compañeros ven la brujería desde su alma de niños, de manera sencilla: para convertir personas en animales, para volar. Pero algo inesperado sacude a Candicha: la hechicera le pide que use la magia para ayudar, no como ella pensaba que hacía hechizos cuando quería, para revivir animales o para asustar a los demás. Entonces Mahdis duda, ya no sabe si quiere ser bruja de esa manera. Las palabras de la awicha le cambian los planes. Este cambio y los sentimientos encontrados que tiene Candicha presentan a la protagonista como una niña de carne y hueso, ya no como un personaje místico.

 

Por otro lado, el suspenso es otro elemento presente en la obra. La luna, por ejemplo, se manifiesta a lo largo de toda la historia. Existe una relación entre el nombre de la protagonista y la luna, tanto por parte de la madre como de la anciana. La magia que la niña realiza es siempre mirando a la luna, y el amuleto que ella busca tiene la forma de una luna. También Candicha confiesa que cuando canta le salen palabras raras, que le nacen del corazón y que se las dedica a la luna, “su luna”. Así mismo, están las pistas que los tres amigos van encontrando a lo largo de su recorrido que a veces se dan a través de objetos raros y otros de cantos o adivinanzas que los niños deben descifrar.

 

La narrativa que utiliza Linares es cronológica, sin embargo, a veces vuelve en el tiempo como cuando se recuerdan las visitas de Candicha a la hechicera antes de su muerte. El lenguaje es coloquial, tanto entre los niños como con la gente de Yungas; un castellano muy boliviano que evidencia la manera en que realmente se comunican.

 

La autora aprovecha la coyuntura de los distintos viajes que realizan los niños para insertar en su relato lo que se llama una apelación al conocimiento cultural. Así Trini, al estar frente a la cascada El Salto de la Lágrima, le cuenta a Amadeo la historia de Zambo Salvito. Es una leyenda sobre un hombre afrodescendiente que debido a una dura niñez se convierte en un ladrón muy peligroso que dicen que vivía en una cueva ubicada en las cumbres de Yungas. La cueva coincide con aquella donde la awicha iba de joven. Otra de estas apelaciones es sobre el rey de una tribu africana, Uchicho, quien llegó a Mururata el año 1820 y que trabajó como esclavo en la hacienda del marqués Pinedo. Un siglo y medio después, la autora hace referencia a que en Tocaña se realizó la coronación del rey afro Bonifacio. En base a estos detalles históricos es que Verónica Linares crea esa “marca de los reyes” que la tienen todos los que pertenecen a este linaje. Finalmente, se muestra la procesión de la Virgen de la Candelaria, acontecimiento importantísimo en los pueblos de toda la región.

 

En cuanto a la ambientación es importante destacar las bellas descripciones de los Yungas que no solo incluyen la abundante vegetación de la zona y el calor, sino distintos tipos de animales propios de aquella región:

 

“Esa mañanita, Candicha se adentró por el atajo y como era habitual en los días de mucha lluvia y humedad, una bruma espesa, casi palpable había inundado el lugar. Las hojas de los papayos, de los mangos y los ceibos se transparentaban a través de la niebla adquiriendo un aspecto lúgubre, fantasmal. Sólo en algunos trechos, la brisa abriendo pequeños hoyos de luz, dejaba descubrir rincones que parecían sacados de sueños, o de países lejanos” (Pág. 23).

 

En un libro infantil no podemos dejar de lado la parte estética. Las ilustraciones de Camila Zelada, todas a color, acompañan el relato haciendo énfasis mucho más en el paisaje que en los personajes en los que la paleta no se detiene. Al contrario, la artista manifiesta la grandiosidad de la naturaleza yungueña colocando a personajes diminutos de quienes no se distinguen casi sus rasgos.

 

La marca de los reyes es una novela que rescata una cultura poco conocida por nuestros niños que, si bien tiene mucho de ficción, también hace referencia a acontecimientos históricos que aclaran el origen de esta comunidad. La historia está muy bien escrita, es de ágil lectura y llena las expectativas de cualquier lector.

Esta novela fue seleccionada entre "Los recomendados 2019-2021" por la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil.

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