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M de Martín

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Un día el peluche de Nicolás se cansa de estar quieto todo el tiempo: ¡Está decidido a ir al colegio para aprender con los demás niños!

Verónica Linares nos invita a acompañar a este peculiar personaje, el oso Martín, en esta aventura llena de fantasía, aprendizajes y... chocolate.

Fecha de publicación : 2023

Lugar : La Paz- Boliva

Autores : Verónica Linares

Ilustradores : Roswitha Grisi Huber

Editorial : Editorial La Hoguera

Número de edición : Primera

ISBN: 978-99974-305-3-3

Depósito Legal: 8-2-1646-2023

RESEÑA EL PAÍS

Hoy queremos agradecer a Verónica Linares por ofrecernos un nuevo libro, una nueva historia de literatura infantil. También, agradecemos a Roswitha Grisi Huber por sus imágenes, por las ilustraciones que dan vida al texto.

M de Martín (Colección Abrapalabra, La Hoguera, Santa Cruz de la Sierra 2023) nos presenta la historia de un oso de peluche, que va más allá de un juguete de la infancia, para contarnos acerca de los sueños de tantos niños y niñas.

Martín, quien ya tiene edad para ir a la escuela, nos lleva a ese mundo tan hermoso y tan lleno de expectativas y deseos, que es el mundo de la escuela en sus primeros niveles.

Y es un mundo (y un tiempo) importante, muy importante, porque implica salir del nido del hogar, para ir a un espacio nuevo, en el que no sabemos muy bien qué haremos, qué aprenderemos, con quiénes nos encontraremos, qué voces escucharemos, a qué jugaremos.

Al mismo tiempo, junto a todas estas incertidumbres (a veces cargadas con un poquito de miedo o ansiedad por lo desconocido), experimentamos la sensación de estar creciendo, de ser “grandes”, de saber que ya tenemos edad para mirarnos de una forma distinta en el espejo, para descifrar letras, sílabas y palabras y, lo que es más importante, para escribir nuestro nombre.

El nombre, el propio nombre, el nombre con el que aprenderemos a conocernos y con el que nos conocerán los demás. El nombre, como dice Yolanda Reyes, con el que, entre infinidad de nombres, nuestros padres nos marcan al nacer: el nombre al que le vamos dando cara, lentamente.

Y en este relato, Martín nos acompaña en ese camino lento, y lo hace de una manera sencilla, con la alegría de quien inicia un tiempo de desafíos y de promesas, con la singularidad de reconocerse único y ponerse un calcetín de flores como corbata, con la certeza de que Nicolás, y otros tantos amigos, estarán con él, para extender la voz cálida del hogar pequeño hacia ese otro hogar más grande que se llama escuela y que, más tarde, se llamará sociedad.

Seguramente, M de Martín es y será, como dice Michele Petit, uno de esos textos que, desde la tierna edad, los niños reciben para transformarlo, incorporarlo, integrarlo a sus juegos, a sus pequeñas puestas en escena… una de esas historias, desde las que los lectores escriben su propia geografía y su propia historia entre las líneas leídas.

Y, por eso mismo, para nosotros, los adultos, M de Martín nos acompaña en el viaje a nuestra infancia. Ese viaje a los afectos, a las voces, a los susurros, a los aromas que nos acunaron, o nos acompañaron en las noches primeras en las que, probablemente, junto a un osito (o un monito de peluche), reímos, lloramos, y nos dormimos para soñar con mundos nuevos.

Gracias, Verónica, por abrir caminos para esos viajes, para impulsarnos a seguir leyendo y soñando con esos mundos nuevos.

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