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  • Writer's pictureVerónica Linares

LA OBRA DE BEATRIX POTTER: ENTRE TRADICIONALISMOS Y VANGUARDISMOS

Trabajo realizado como trabajo final del Máster en Libros y Literatura Infantil de la Universitat Autònoma de Barcelona organizado por el Banco del Libro de Venezuela, la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y la Fundación SM. (Septiembre de 2013)


RESUMEN

La obra de Beatrix Potter contemplada como un clásico de la literatura infantil, se enmarca en un período de transición entre dos eras: el fin del siglo XIX, considerado el final de la larga y moralista era victoriana y el principio del siglo XX o la era eduardiana, una época en que floreció el modernismo en muchos aspectos. Este período transicional de muchos cambios culturales, políticos y económicos fue determinante para varios aspectos y movimientos culturales. La presente investigación tiene como propósito, a partir de un panorama general de las principales características y cambios sociales y culturales de estas eras, ver cómo éstos influyeron en la obra de Potter y dilucidar qué elementos de ésta tienen características más tradicionalistas, enmarcadas en la era victoriana, y qué otros pueden ser considerados más trasgresores y vanguardistas, ubicándose en el modernismo de comienzos siglo.

Una pincelada a la época de Beatrix Potter

Entender la obra de Beatrix Potter, para luego analizarla, implica abrir las puertas de una Inglaterra en transición entre una época de mucha rigidez moral, trabajo arduo y progresos en muchos aspectos: la época victoriana (1837-1901), y una era conocida como la “Edad de Oro” inglesa, una etapa en la que florecieron aún más, las artes, el ocio, los lujos, los espectáculos y los entretenimientos: la era eduardiana (1901-1910), un período en el que también cambió la mentalidad y la forma de ver la vida en muchos aspectos.

En este trabajo daremos una mirada a los aspectos más relevantes de estas épocas, así como a las corrientes artísticas que se impusieron en las mismas. Posteriormente, analizaremos diversos aspectos de la obra de Beatrix Potter, viendo de qué manera estos aspectos y corrientes influyeron en la misma. En este sentido, podemos decir que la obra de Potter se enmarca entre eras, participando de dos momentos históricos de la modernidad inglesa en el cambio de siglo. Por ello, nos interesa ver cómo esta obra se apega y distancia de la preceptiva moral victoriana, pero también ver en qué sentido participa de la suntuosidad de la era eduardiana. Con este trabajo buscamos ofrecer una mirada a la complejidad de discursos que se entretejen en una obra pionera y emblemática de la LIJ, una obra que ofrece vías hacia la trasgresión de una cierta mirada sobre la infancia y también se apega a una preceptiva de su época.

Entender la obra de esta escritora significa ahondar sobre el concepto que se tenía de la niñez en esa etapa de la historia, pues ésta también pasaba, como veremos más adelante, por una época de cambios y de transiciones. En estas líneas, esta investigación pretende ahondar sobre la construcción histórica de la niñez como un concepto cambiante, sujeto a contextos socio históricos, y asimismo ver cómo este concepto va a influenciar en las artes tanto de la era victoriana como a comienzos de siglo. Dentro de este contexto, nos interesa saber cuál es el concepto de niñez que se refleja en la obra de Potter y cuáles son los indicios del mismo, presentes en sus diferentes elementos.

Sin duda, revisar algunas características de esta época nos permitirá proveer una lectura de la obra de Potter frente a su tiempo, con miras a poder delinear los rasgos genuinamente trasgresores y aquellos que respondían a las tendencias del contexto en el que la autora produjo su obra.

Finalmente, mi intención es llegar a entender por qué la obra de esta autora, tal vez más conocida en el mundo hispanoparlante por una masiva producción de objetos y juguetes de sus dibujos, tuvo un gran impacto en su época, el cual sigue durando hasta nuestros días. Por lo tanto, a través de esta investigación pretendo revisar qué aspectos de la obra de Potter son más bien victorianos y conservadores y cuáles son más trasgresores, los mismos que situarían esta producción como una obra del cambio de siglo, pionera en muchos aspectos.

1.1 Beatrix Potter: una auténtica victoriana

Beatrix Potter nació en 1866, casi en la última etapa de la era victoriana y publicó su primer libro en 1902, justo al inicio de la era eduardiana, a los 36 años de edad. Por lo tanto, ella habría podido realmente absorber la mentalidad y manera de vivir victoriana, pero, al mismo tiempo, sería testigo de todos los cambios de comienzos de siglos, coincidentes con las características de la época eduardiana, cambios que, a mi manera de ver, influirán en su manera de escribir y de ilustrar sus libros.

La época victoriana, que coincide con el largo reinado de la reina Victoria tuvo grandes cambios en todos los ámbitos: el político, el económico, el industrial y el cultural. Inglaterra pasó de ser un país agrario y rural, a ser un imperio, altamente industrializado con una gran migración de población hacia las urbes. A medida que el país crecía, cada vez más conectado mediante la red de ferrocarriles, se inició un importante empuje de la clase media y trabajadora, la cual comenzó a clamar por sus derechos, así como las mujeres comenzaron a exigir su derecho al voto.

Me resulta curioso que, pese a todos estos cambios y pese a varios aspectos trasgresores que la autora introducirá en la trama sus cuentos, las escenas, personajes y argumentos de los mismos transcurren en un ambiente rural y pacífico, ajeno al desarrollo del monstruo industrial. Por otra parte, los niños de su obra, representados en su mayoría por animales, también viven en el campo o en floridos jardines, no asisten a la escuela, ni trabajan. Por lo tanto, en este aspecto, podríamos decir que la autora prefiere insertar a sus personajes en un mundo casi idílico y bucólico, el cual estaba plenamente de moda en las artes de la era victoriana, como veremos más adelante. En este sentido, a pesar del progreso industrial, el mundo bucólico se sigue avivando como espacio de representación pictórica y literaria, y –para lo que me interesa demostrar- como un espacio que se perfila como idóneo para ubicar los cuentos infantiles.[1]

Durante esta época, la sociedad inglesa constaba de una gran clase baja que vivía en la miseria, una clase media pujante que empezaba a reclamar sus derechos y de una clase alta, aristocrática y adinerada, poseedora de grandes tierras y bienes. El modelo de la sociedad victoriana se caracterizó por tener conductas conformistas, sobrias y discretas, en la cual primaba un estricto sentido de lo religioso y lo moral.

Beatrix Potter nació en el seno de una familia de la clase aristocrática y adinerada de Inglaterra. Al ser mujer, se crió en forma muy protegida y solitaria; ella no pudo asistir a la escuela, sino que se educó con institutrices en el seno de su mansión en Bolton Gardens, Kensington, una propiedad rodeada de grandes parques, lejos del contacto con otros niños, siempre obligada a vestir bien y a no tocar nada en su casa. Así lo hace notar Soriano (1995:577) en la siguiente reflexión:

"La pequeña Beatrix, por ejemplo, no iba a la escuela, no tenía derecho a tener amigos ni era jamás presentada a las visitas. Se vuelve terriblemente tímida; vive encerrada en una especie de caparazón, tanto en lo que hace a su vestimenta como a su moral. La vestían, según explicó luego en su Diario, 'como si estuviese siempre a punto de salir para la iglesia.”

Esta forma de vida, típicamente victoriana para una niña como Beatrix, va a verse reflejada en el tono y en los argumentos de sus cuentos, en los cuáles casi siempre existe una especie de lucha y de descontento ya sea con la ropa o con las órdenes de los mayores, como lo hace ver Carole Scott (1994:80) en uno de sus artículos:

“Potter's message to children suggests that clothes, and the social self they represent, are imprisoning; they mar and hide the real, natural self, rather than provide a means to express it.”

En este sentido, la obra de Potter puede esconder aspectos biográficos, pero también, y en función de lo que me interesa destacar en esta investigación, disimular una sutil crítica social que cuestiona los valores de su época.

Los padres de Beatrix, quienes vivían una vida muy holgada y se relacionaban con importantes artistas como Isabel y William Gaskell y el pintor Everett Millais, solían pasar largas temporadas en el norte de Inglaterra, en el Lake District, o en Escocia, donde Beatrix se interesó, de forma apasionada, por la vida de las plantas y de los animales, a los cuales observaba y dibujaba durante horas. Esta actividad la llevaría a ser una gran “realista” en las ilustraciones de sus cuentos, respetuosa y admiradora de la naturaleza, tal cual era.

Marilyn Button (1978:8), haciendo referencia al libro de Margaret Lane, dice al respecto:

“Margaret Lane traces the childhood experiences which developed those qualities in Miss Potter: the restricted exposure to other children her own age, the dull life in the home of unimaginative Victorian parents, Beatrix' own efforts to entertain herself through art and devotion to pets. It was, in fact, the very quality of her childhood which was responsible for stunting the social growth of the author and providing her with the leisure needed to develop her intimate knowledge of nature and animals”

De esta forma, en su juventud, Beatrix Potter plenamente dedicada a la observación y a sus dibujos de la naturaleza, desarrolló un gran interés por las plantas y en especial por los líquenes y los hongos, realizando no sólo perfectos dibujos, sino toda una teoría sobre la manera de criar esporas. Esta disertación fue presentada y posteriormente rechazada por el Real Jardín Botánico de Kew debido a que las mujeres no podían asistir a las conferencias.

Por lo tanto, una vez más Beatrix se vería ignorada y opacada debido a los preceptos de una sociedad victoriana aún muy cerrada, la cual sin embargo, permitiría el nacimiento de un gran talento como lo fue esta escritora inglesa. Button (1978:8) hace referencia a este aspecto que también refleja las tensiones del cambio de siglo:

“In retrospect, one might consider Beatrix Potter's emergence from the world of a shy and retiring child to that of a famous author as one of the early success stories of the women's movement. For not only were Victorian women not expected to be or to produce anything of worth, but Victorian parents were actively opposed to professional achievements for their daughters.”

A mi criterio, es muy importante situar la obra de Potter a partir no sólo de estas características sociales, económicas, científicas y políticas netamente victorianas, sino también a partir de los incipientes cambios en todos estos ámbitos, los cuales abrirán paso al “modernismo” de comienzos de siglo, modernismo que también estará presente en muchos aspectos de los cuentos de la autora inglesa. Por lo tanto, es mi intención más adelante, analizar qué aspectos, tanto de la época victoriana como del modernismo, se reflejarán en la obra de Potter

1.2 Beatrix Potter: reflejo de los cambios de comienzos de siglo

En 1901, a la muerte de la reina Victoria, asumía el trono el rey Eduardo VII y comenzaba una nueva etapa en Inglaterra, conocida como la “era eduardiana”. Esta etapa, que fue la más prolífica para Beatrix Potter, coincide con un florecimiento de las artes, del deporte y el mundo del entretenimiento en Inglaterra, la cual comienza a tener una apertura en la rigidez de sus costumbres y de la estructura de sus clases sociales. En realidad, se comienza a ver los frutos de una sociedad industrializada y moderna en la cual los conceptos de entretenimiento y ocio familiar comienzan a tener mucha fuerza e influencia tanto en la forma de vida de la sociedad burguesa como en la industria y el mercado.

Por lo tanto, de la mano de una clase media próspera y creciente, comienza a haber una apertura hacia el consumismo y el entretenimiento, y en este marco, empieza a florecer y a ser mucho más comercializada la literatura tanto para adultos como para niños: comienza la producción y el consumo masivo de juguetes, ropa y libros para niños. La obra de Potter pionera en su género y en su formato, justamente se inscribe en esta etapa de proliferación y consumo de artículos para niños y tiene un éxito inmediato. Así lo refleja Vallejo (1999: web) en el siguiente comentario:

“Fue entonces que decidió costear ella misma una pequeña edición –250 ejemplares– que causó furor entre allegados y amigos. Poco después, halló al editor Frederick Warne, quien en 1902 lanzó una tirada de 8000 ejemplares que causó sensación de la noche a la mañana. (En los 88 años siguientes, Frederick Warne & Co. realizó cerca de 300 reimpresiones, todas agotadas.)”

En 1901, una Beatrix Potter que encarna el deseo de independencia y de autonomía femenina de la época, costea ella misma la publicación, con dibujos en blanco y negro, de su primer cuento: “The tale of Peter Rabbit”, el cual había sido rechazado por varios editores. Luego de su inminente éxito, los editores Frederick Warne & Co. Ltd decidieron publicarlo con dibujos a color. Desde entonces, hasta 1930, Beatrix publicó 23 cuentos, con mucha aceptación y éxito en su medio, los cuales se siguen reimprimiendo hasta la actualidad.

Por lo tanto, podemos decir que la publicación de la obra de Beatrix logró coincidir con una serie de elementos sociales, económicos y políticos muy adecuados para la proliferación y éxito de la misma. Una época que es convencionalmente considerada como la primera edad dorada de la literatura infantil debido a la cantidad y calidad de libros que se escribieron exclusivamente para niños. El autor Peter Hunt (1994:60), lo expresa muy adecuadamente:

“The period between 1860 and the First World War saw some dramatic social and political shifts. Families became smaller and more stable, major artistic movements such as the pre Raphaelites legitimized the vein of fantasy that parallels Victorian utilitarianism; the Empire, at its peak, began to seem a little less sure of itself; and women’s position in society was changing subtle. Books became cheaper with the introduction of Hoe cylinder press in 1860s, cardboard book covers in 1870s, and inexpensive pulp paper in the 1880s. In the 1880s and 1890s photomechanical reproduction of pictures took over…”

Todos estos cambios permitieron la creación de una obra que refleja las tensiones del cambio de siglo; una obra no sólo con características literarias y pictóricas que se empezaban a enmarcar en una nueva era, sino con elementos editoriales vanguardistas que también marcaron un hito en el modernismo.

Ya que en este trabajo me he propuesto realizar una lectura de la obra de Potter frente a su tiempo, me interesa rastrear algunas corrientes contemporáneas que, creo, son visibles en su obra. Para ello, primeramente, veremos cuáles fueron estas corrientes y cuáles sus características generales sobre todo en la literatura y en el arte pictórico.

1.3 Las artes a fines del siglo XIX y comienzos de siglo XX

Ya a finales del siglo XIX y a comienzos de siglo XX, las artes encontraron nuevos caminos y expresiones, recibiendo éstos mucha atención en la vida social burguesa. En esta misma época, en Inglaterra la literatura también atraviesa un periodo de auge y de cambios con los textos de los escritores George Bernard Shaw, E.M.Forster, Thomas Hardy y Rudyard Kipling, los cuales revolucionaron la literatura con sus temas, y forma de escribir baladas, sátiras y narrativa. En general, la novela se convierte en el género de moda, y asimismo empieza una gran producción de novelas infantiles. Es importante hacer notar que Beatrix Potter, no escribe novelas y se dedica cien por ciento al cuento infantil.

En realidad, la literatura de esta época, en oposición al Romanticismo reinante en el primer cuarto del siglo XIX, se torna hacia un Realismo que coincide con el progreso científico, económico y social. Es el caso, por ejemplo de la literatura de Charles Dickens. El realismo, será una de las características de toda la obra de Potter. Así lo hace notar Katherine Chandler (2007:289) haciendo referencia a la capacidad de la autora para reflejar la realidad, a veces cruda, de la naturaleza y su ciclo:

“Sheila Egoff notes that Potter is “the greatest realist of the Edwardian age and possibly of all time. . . . She was too clear-eyed and clear-headed an observer of animal life to ignore its predatory aspects, and from these stem most of her plot lines” (96–97). Along with stories that include threats to protagonists’ lives, Potter created settings and situations that portrayed daily routines in an unemotional, candid manner.”

Otra característica que aún se hacía presente en la literatura de esta época era el espíritu didáctico y moralista. Sobre todo los escritores para jóvenes y niños, sentían que tenían la obligación de “enseñar” ya sea valores religiosos o bien contenidos escolares. En oposición a esta forma de concebir la literatura para niños, algunos autores comienzan a romper este esquema y a escribir más libre y desinteresadamente; es el caso de Lewis Carroll con sus subversivas Alicia en el país de las maravillas (1865), y A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (1871) y también lo es el de Beatrix Potter cuyas historias y personajes comienzan a apartarse del sentido utilitario y moralista aún muy presente en esa época.

En relación a la literatura específicamente infantil, es notable que entre los años 1837 a 1914, se publicaron todos los actualmente considerados clásicos infantiles tanto en Inglaterra como en Europa y Estados Unidos. Por lo tanto este período es considerado como la Edad de Oro de la literatura infantil. Así lo hace notar Wullschläger (1995:16):

“Between 1837, when Queen Victoria came to the throne, and the beginning of the First World War in 1914, almost all the books we now regard as children’s classics were published: Alice´s Adventures in Wonderland and Through the Looking Glass; Edward Lear´s nonsense poems, E.E. Nesbit´s Bastable stories and The Railway Children, Frances Hodgson Burnett´s Little Lord Fauntleroy and The Secret Garden, Stenvenson´s Treasure Island; Kenneth Grahame´s The Wind in the Willow´s, J. M. Barrie´s Peter Pan, Beatrix Potter´s Peter Rabbit tales, Kipling´s Stalkey &Co and Just So Stories.”

Por ende, la obra de Potter participa de un momento histórico-social que reconoce la importancia de la ficción para niños y ya cuenta con mercado y público lector.

En muchos de estos libros, abundan los escenarios de mundos irreales e idealizados; de lugares que reflejan la vida pre industrial y rural como un estado de pureza e inocencia asociado a los niños, son los típicos jardines cerrados del siglo XIX; como comenta Lundin (2005:442)

“The idea of an idyllic landscape, peopled by sheperds and goatherds, inspired the poetry of Theocritus (300-260 BC), whose Idylls encouraged Virgil´s Eclogues, and from them the works of Romantic poets, Impressionist painters and Victorian writers of children´s literature.”

Por otra parte, a tono con la obra de Potter, muchos de los héroes de las narraciones y poemas, son niños o jóvenes mucho más astutos que los adultos: Oliver Twist y David Copperfield de Dickens, Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, Peter Pan y Wendy de Barrie, Jane Eyre de Charlotte Brontë, El Rey del Río de Oro de Ruskin, entre otros.

En cuanto a las artes pictóricas en Inglaterra aún estaba en boga la corriente del Romanticismo, cuya característica principal, era la exaltación de los sentimientos y la contemplación de la naturaleza. Los artistas buscaban la libertad de creación y de expresión.

Bajo la influencia del Romanticismo, en Inglaterra se desarrolló un movimiento que tuvo bastante fuerza e influencia en el arte pictórico: El Prerrafaelismo, el cual también promovía la libertad personal de los artistas para escoger sus ideas y técnicas. Los prerrafaelistas se interesaron especialmente por la naturaleza, no sólo desde el punto de vista sentimental, sino desde una óptica investigadora y perfeccionista, la cual estaba influenciada por el creciente interés por la historia natural y la ciencia de la época. De esta manera, cada forma de la naturaleza era retratada con gran detalle y exactitud, tanto que en ocasiones se caía en el exceso del realismo. La búsqueda de la perfección era otro de los principios del Prerrafaelismo y por ello pintar al aire libre, no recurriendo a la memoria ni a esquemas preestablecidos, era fundamental. Algunos de los artistas más representativos de la Hermandad Prerrafaelista fueron: John Everett Millais, Dante Gabriel Rossetti y William Holman Hunt entre otros. Potter fue influenciada por este movimiento y reflejó su principal característica: el representar la naturaleza en su más mímino detalle. Scott (1994: 71) relata que Johon Everett Millais, quien era amigo de la familia, la alentó personalmente y le dijo: “Plenty of people can draw, but you…have the observation” (Potter, Journal 418)”

Evidentemente, siguiendo la tendencia prerrafaelita, las ilustraciones de Beatrix Potter sí buscaban plasmar la naturaleza en todo su realismo y perfección, reflejándose además su ya mencionado interés científico. Sin embargo, como veremos al analizar los dibujos de Potter, éstos tenían características propias marcadas por la simplicidad y la pureza, a diferencia de las ilustraciones sobresaturadas de la época. Es así que Beatrix Potter, no sólo es una de las primeras ilustradoras femeninas de cuentos infantiles, si no que ella introduce nuevas líneas, perspectivas y enfoques en su manera de ilustrar, manteniendo algunas otras más tradicionalistas.

Es muy importante recalcar que ya desde finales del siglo XIX, época en la que comenzaron a prevalecer las actividades de ocio, juego, arte y entretenimiento en familia, también comenzó a crearse un concepto específico de la niñez, la cual no sólo impulsó la etapa de auge de la literatura para niños y jóvenes sino que influenció toda la forma de vida tanto de la era victoriana como eduardiana, como veremos a continuación.

1.4 Concepto de niñez en la era victoriana

En oposición a una educación y una literatura altamente moralizante y utilitaria, la cual se había ido dando debido al resurgimiento evangélico en el siglo XIX, en el cual estaba presente la preocupación por la salvación y el pecado original, el Romanticismo, guiado por los pensamientos de Rousseau, pretendía recobrar para la niñez la libertad imaginativa que el utilitarismo iba extinguiendo. En este sentido, los cuentos de Beatrix Potter, muestran por una parte niños (representados por animales) con comportamientos, respuestas y actitudes más auténticamente infantiles, así como padres y adultos también más auténticos, que reaccionan de forma más natural, incluso con enojo y castigos, ante las desobediencias de sus niños; no como una forma de advertencia a los pequeños lectores, pero como una realidad, que ni se endulza, ni se amarga.

De esta forma, en la época victoriana, de la mano de los ideales del Romanticismo, se expande el concepto de que la niñez es la etapa que alimenta toda la vida posterior del individuo. Asimismo, se empezó a creer que los niños eran seres especiales e inocentes que podían tener una visión más aguda de la belleza y de Dios: eran depositarios de la virtud.

Por otra parte, el niño se transforma en un símbolo de prosperidad y progreso social, así como de esperanza y optimismo. Es así que se empieza a crear una especie de fantasía acerca de los niños, en la cual los adultos intentaban responder a sus propias dudas, temores y dudas. Así lo hace ver Cunningham (19:63):

“El niño que había sido el más pequeño y menos considerado de los seres humanos, fue dotado de cualidades que lo hacían divino, digno de alabanza y encarnación de la esperanza.”

Es justamente en esta época que comienzan a crearse instituciones que defienden y promueven los derechos de los niños y la educación en Inglaterra se vuelve universal y obligatoria.

La imagen del “niño romántico” fue determinante en las artes durante el siglo XIX y comienzos del XX, sobre todo en lo que a la literatura, la pintura y la fotografía. Las pinturas y fotografías reflejan a los niños jugando con sus madres, y son representados muchas veces con alas o halos de de flores como símbolos de pureza e inocencia.

Ante esta visión casi sobrenatural del niño romántico, la mirada y concepción del niño de Beatrix Potter es mucho más aterrizada y realista. Los niños de sus historias distan de ser seres celestiales salidos de las manos divinas. Son exploradores, traviesos y desobedientes, que tienden a meterse en problemas. Por otra parte, los adultos tampoco son personajes que “contemplan” o “adoran” a los niños, al contrario, los reprenden cuando tienen que hacerlo y son más tolerantes cuando es necesario.

Ya a la entrada del nuevo siglo, con los cambios de la era eduardiana, la imagen idealizada de los niños comienza a tener nuevas perspectivas, las cuales también se reflejan en el arte y la literatura.

2. Características tradicionalistas y vanguardistas en la obra de Beatrix Potter

Como ya vimos en la primera parte de este trabajo, Beatrix Potter surge como una escritora e ilustradora infantil en un momento de transición no sólo social y cultural, sino también político y económico a comienzos del siglo XX.

A continuación por medio del análisis formal de varios de los elementos de los cuentos de esta autora inglesa, trataremos de dilucidar en qué aspectos ella aún conservó las tendencias literarias y pictóricas de los libros infantiles de la época victoriana, y en cuáles fue más bien vanguardista y subversiva, permitiéndole ser considerada una pionera en este campo.

Para ello, en primer lugar veremos las características formales y temáticas de sus historias y de su narrativa, luego las de sus personajes y finalmente las de sus ilustraciones.

2.1 Acerca de las historias

2.1.1 La temática

2.1.1.1 El campo y la naturaleza

El campo, a mi forma de ver, no sólo es el escenario donde transcurren la mayoría de las historias, sino que es un tema omnipresente, gracias al cual se desarrollan las mismas. Las costumbres de los animales, sus hábitats, su alimentación, el peligro, la sobrevivencia son temas o subtemas que están presentes en forma permanente. Por ejemplo, en El cuento de Timoteo Puntillas (1911) la historia gira en torno al hábito de hibernar y de almacenar comida de las ardillas; en El cuento del Señor Raposo (1912) aparece el tema de la depredación y de la búsqueda de alimentos, justamente en el bosque; en los cuentos de la ardilla Nogalina (1903), del Señor Jeremías Peces (1906), y de Doña Ratoncilla (1910) los refugios de los animales (el hueco del tronco del Sr. Pardo; la casa del estanque del Sr. Jeremías Peces y el túnel de Doña Ratoncilla), así como su alimentación son temas presentes.

2.1.1.2 La desobediencia

A diferencia de varios autores victorianos, y a tono con algunos autores más subversivos de la época, como ser Lewis Carroll y E. Nesbit, en la mayoría de los cuentos de Beatrix, podemos ver que los personajes realizan alguna acción que implica desobediencia y transgresión límites: comenzando por el famoso conejo Perico que desobedece a su madre, yéndose directamente al huerto del tío Gregorio; la ardilla Nogalina que es muy insolente y provocativa con el solemne y sabio Sr. Pardo; los dos malvados ratones que hacen grandes desastres en la casita de juguete; el Gato Tomás que pese a ser minuciosamente vestido para un té, se termina sacando toda su ropa y hace muchas travesuras con sus hermanas; la Oca Carlota que se va demasiado lejos a buscar un lugar donde poner sus huevos; el mal comportamiento del cerdito Alejandro; la desobediencia del Cerdito Robinsón que se deja engatusar por el cocinero del barco. La autora no pretendía dar una lección de lo que podría haber pasado después de tales actos.

2.1.1.3 La aventura, los viajes

Este tema presente en las lecturas y en la literatura victoriana, como ser, Robinson Crusoe (1719) de Daniel Defoe, La isla del tesoro (1883) de Robert Louis Stevenson; El libro de la selva (1894) de Rudyard Kipling, entre otros, también es un tema recurrente en varios de los cuentos de Potter. De hecho El cuento del cerdito Robinsón (1930), cuyo personaje principal tiene el mismo nombre que el personaje principal de Robinson Crusoe, también emprende un viaje en barco a tierras lejanas, llegando a una isla exótica. El cuento del Cerdito Amable (1913) es asimismo la historia de un cerdo que emprende un viaje lleno de aventuras al mercado de la ciudad. Otras historias como El cuento de Perico el conejo travieso (1902), El cuento del conejito Benjamín (1904), El cuento de la señora Bigarilla (1905) o El cuento de los conejitos Pelusa (1909), si bien no presentan el tema de los viajes, sí abarcan el de las aventuras que tienen los protagonistas, los cuales, por haber trasgredido las normas, se ven enfrentados ya sea al peligro o a la novedad.

2.1.1.4 La vestimenta

Como lo ampliaremos en el apartado acerca de los personajes, la vestimenta es un tema presente en varios cuentos de Potter. Para comenzar, la mayoría de los personajes-animales usan vestimentas inspiradas en la época, y en muchos casos, los personajes que representan a los niños, se sienten incómodos y aprisionados en las mismas.

2.1.2 Características formales

2.1.2.1 El realismo y la metaficción

Una de las características de la obra de Potter es el constante juego entre la ficción y la realidad. Para comenzar, nos sólo los personajes están están inspirados en mascotas reales que tuvo la autora sino que la autora recrea en casi todos sus cuentos espacios y rincones familiares. De hecho, en algunos de éstos, ella aparece como un personaje más, realizando alguna acción o incluso hablando directamente tanto con el lector como con los personajes del cuento:

En El cuento del conejo Benjamín (1904): “Ojalá pudiera dibujaros a Perico y a su primo Benjamín metidos debajo de aquella cesta.” (Potter 2002:63)

En El cuento de Samuel Bigotes (1908), la autora da indicaciones directas a su lector: “Si miras la ilustración verás el lugar marcado con esta señal: *” (Potter 2002:186)

En El cuento del Cerdito Amable (1913), Potter (2002:287) interviene como un personaje más, haciendo más verosímil la ficción. En este cuento le habla al cerdito Alejandro: “_ Y recuerda _dije yo muy seria _. Si salís de la frontera del condado, no podréis volver. ¡Alejandro! ¡No estás poniendo atención!”

Todas estas intervenciones que hacen parte de una metaficción, pueden ser consideradas novedosas y modernas para la época.

Por otra parte, Potter juega a aterrizar a sus personajes en la realidad de la naturaleza y sus limitaciones, creando situaciones de humor.

Por ejemplo, en El cuento del Cerdito Robinsón (1930):

“Había casi de todo lo que se pueda imaginar, menos jamón, una circunstancia muy apreciada por la tía Dorcas. Era la única tienda de ultramarinos de Puerto Pocilgas en la que no se encontraba expuesta en el mostrador una gran fuente llena de ristras de salchichas delgadas, pálidas y repulsivamente crudas, y tampoco tocino enrollado colgado del techo.”(Potter 2002: 362)

Justamente, esta característica en la obra de Potter es una de las más significativas y vanguardistas y al respecto, la escritora Elizabeth Nesbitt comenta:

“In the country, all living was reduced to the elemental, the fundamental, the essential. It was vital and exciting…and gave to her imaginative power that combination of realism and fantasy which is one of the marks of her genius.” (Chandler 2007:305)

2.1.2.2 El tono

A diferencia de muchas de las obras infantiles y juveniles de la época victoriana que tenían un tono moralizante y educativo, la obra de Potter realza los personajes traviesos y desobedientes, así como con sus acciones subversivas.

En la época victoriana, abundaban las antologías escolares con mensajes moralizantes. Es así que en muchas, el autor se pone del lado de los padres y no de los niños, de la ley y del orden y no de la travesura y la desobediencia. Es el caso de Rudyard Kipling o de George Mac Donald, por ejemplo, o el caso de versiones de cuentos de hadas victorianos en las que los niños son obedientes, buenos y pacientes, y son los recompensados.

Sin embargo, Potter no se aleja del todo del carácter “moralizante” de la literatura victoriana, pues en algunas de sus historias, los padres “castigan a sus hijos”, pero no de una forma drástica o muy severa, son castigos bastantes naturales, pero no para cambiar la mala actitud de los pequeños desobedientes, los cuales nunca se arrepienten de sus actos, y más bien los repiten. Lurie (1998:108) acota al respecto: “Aquí, el mensaje no convencional se oculta tras una pantalla de moral tradicional que puede engañar a los adultos, pero no a sus hijos.” Algunos ejemplos de estos castigos son cuando a Perico le dieron una cucharada sopera de infusión y en cambio a sus hermanas las premiaron con ricas sopas de leche con pan y zarzamoras; los azotes que le dio su padre al conejo Benjamín por desobedecer, al igual que los azotes al Gato Tomás y a sus hermanas por desvestirse. Incluso, al conejo Benjamín, su madre lo perdonó, pues “Estaba contenta de que volviera con los zapatos y la chaqueta que había perdido” (Potter 2002:68).

Beatrix Potter no sólo minimiza los castigos, sino que a veces los sugiere e incluso los repudia, como por ejemplo en El cuento del señor Jeremías Peces (1906), ella hace alusión directa a una situación que merecería castigo en la vida real, pero que en el cuento, gracias a la ficción, el personaje se libra de ser reprendido. Cuando presenta al Sr. Jeremías Peces, dice que:

“Vivía en una casita llena de humedad entre los ranúnculos a la orilla de un estanque. El agua estaba por todas partes en la despensa y en el pasillo de atrás. Pero el señor Jeremías disfrutaba mojándose los pies. Nadie le regañaba por ello y jamás se había resfriado.”(Potter 2002:121)

Por otra parte, no abandonando del todo la tendencia de la literatura victoriana, en algunos cuentos, Potter premia las buenas acciones: es el caso de las buenas hermanas del conejo Perico, que pueden comer la rica sopa puesto que se portaron bien; o bien en La historia de un conejito Feroz (1906), el buen conejo no pierde su cola a diferencia del malo; Tomasina Ratoncilla recibe un presente para Navidad en agradecimiento por haber salvado a los conejitos Pelusa. En algunos cuentos, incluso, los personajes aprenden algo o enmiendan su acción: En El cuento de dos malvados ratones (1904), éstos, luego de los destrozos que cometieron, cada mañana limpian la casita de muñecas. Asimismo, Tomás, el gatito travieso termina teniendo miedo a las ratas. Otro cuento que el que está presente el tono moralizante al comienzo, es El cuento del cerdito Amable (1913), pues la tía Manitas les da muchas recomendaciones a los cerditos que partirán al mercado, repartiéndoles incluso caramelos “con frases edificantes en los envoltorios” (Potter 2002:288)

Por lo tanto Potter, sin abandonar completamente el tono moralizante, encuentra modos de transgredir lo “ideal” y lo “correctamente establecido”.

Otra característica en el tono de Beatrix Potter que le permite minimizar todo sentimentalismo y seriedad es el humor que constantemente emplea en sus cuentos. Sus textos logran pasajes cómicos a través de la confusión y los malos entendidos. Por ejemplo en El cuento del cerdito Robinsón (1930), las tías que no podían pasar las cercas por estar tan gordas, mandan a Robinsón a hacer varios mandados al mercado de la ciudad, al hacerlo le dan una lista muy grande de mandados y éstas se olvidan, se atufan y se echan la culpa la una a la otra. En El cuento de la ardilla Nogalina (1903), la insolencia de ésta frente a la seriedad del sabio Sr. Pardo, causa humor, ella le hace adivinanzas, canta canciones provocativas, y él mantiene toda la compostura. Asimismo, en el cuento de la empanada de molde, la gata Feliciana y de la perra Duquesa llegan a un quid pro quo que causa gracia. Muchas veces, incluso los sucesos más dramáticos son relatados desde la óptica del humor y de la ironía.

2.1.2.3 El lenguaje

Potter fue una de las primeras autoras en dirigirse a los niños utilizando un lenguaje claro, directo y no infantil, como Katherine Chandler (2007:288) expresa:

“The “new” quality of Potter´s books primarily lay in the fact that they spoke directly to children and granted Young readers an opportunity to explore their world and resist the confines of strict obedience. Her tales exhibit features that anticipate directions many writers of the modern era would, with great intensity explore.”

Es así que, por una parte, Potter, en sus cuentos no oculta situaciones “difíciles” como la muerte, las partidas, la negligencia o la irresponsabilidad de los adultos, y por otra, no las describe con un tono sentimental, contrastando con muchas obras de su época. Ella, a diferencia de de las grandes hazañas de los héroes infantiles victorianos, recrea situaciones que reflejan pequeñas rutinas de la vida diaria muchas veces concernientes a los hábitos de los animales, en escenarios frecuentemente tomados de la realidad, empleando un lenguaje directo y realista, tendiendo a minimizar o a evitar las emociones muy dramáticas.

En muchos de sus finales, la autora describe lo sucedido, que no siempre es bueno, con mucha claridad y naturalidad, sin ocultar lo que podría ser “traumático” para el pequeño lector. Por ejemplo en El cuento de la oca Carlota (1908), luego de cuidar tanto sus huevos, los dos que habían ido en su ayuda, terminan comiéndose los huevos: “Después de la pelea, Kim tenía un mordisco en la oreja y los dos cachorros cojeaban. Carlota, una vez más, había perdido sus huevos y lloraba desconsoladamente de vuelta a la granja.” (Potter 2002:171)

A diferencia de Potter, en la época victoriana autoras como Frances Hodgson Burnett o la Sra. Dinah Craik escribieron novelas románticas y sentimentales que exaltaban las emociones de sus héroes: el esfuerzo, la tristeza, los sacrificios y los grandes logros. Por ejemplo, Olive, la heróina de la Sra. Craik en su novela Olive, sacrifica su talento y su posible carrera por el matrimonio; en Little Duke su héroe debe vencer sus propias pasiones y arrogancia para ser más paciente y convertirse en el héroe esperado.

Haciendo a la economía de emociones profundas, Potter también utiliza una economía de palabras sobre todo en las descripciones. Salvo en los cuentos: El cuento del señor Raposo(1912), El cuento del cerdito Amable(1913) y El cuento del cerdito Robinsón(1930), que son los más extensos y los últimos que escribió, Potter tiende a evitar descripciones largas, centrándose sobre todo en las acciones, como podemos constatar en el siguiente pasaje del cuento de la ardilla Nogalina(1903):

“Viejo Pardo metió a Nogalina en su casa y la levantó agarrándola de la cola, dispuesto a desollarla. Pero Nogalina tiró con tanta fuerza que la cola se partió en dos, subió a todo corre las escaleras y se escapó por la ventana del ático.” (Potter: 2002:35)

2.1.2.4 La intertextualidad

Varios de sus personajes, comenzando por el famoso conejo Perico, Benjamín, Pelusa, el gato Tomás, la Sra. Milagros de Miau, el policía y otros, aparecen en varios cuentos, algunos ya adultos y con familias, como es caso de los conejos. De esta forma, la autora logra crear una familiarización con los personajes y sus características. Este aspecto, apela al pequeño lector a que pueda anticipar ciertas cosas, haciéndose más partícipe de la historia. Por ejemplo en El cuento del conejo Benjamín (1904), hay detalles y situaciones que el niño ya conoce; o en El cuento de Jengibre y Pepinillos (1909). Incluso, muchos personajes conservan rasgos de carácter aunque hayan crecido.

2.1.2.5 La estructura

En cuanto a la estructura de sus cuentos, podemos observar que Beatrix también creó ciertas particularidades novedosas que se van repitiendo a lo largo de su obra.

Por ejemplo, algunos de los finales de los cuentos de Potter son sorprendentes frente a la literatura infantil victoriana que por una parte anticipa que los personajes que han sido insolentes y desobedientes se arrepientan de sus actos y reciban un castigo, y por otra, un final feliz en el que todos estén satisfechos y contentos, cerrando además, una secuencia lógica y circular de la historia. Sin embargo, la autora en muchos de sus cuentos rompe con estos esquemas: a veces sus héroes rebeldes no reciben un gran castigo y no se arrepienten; y en varios finales la situación final genera un quiebre con la historia. Por ejemplo, en El cuento del Cerdito Amable (1913), el final llega somera y abruptamente luego de tantas aventuras y obstáculos vencidos: “Llegaron al río, llegaron al puente, lo cruzaron agarrados de la mano y por fin Cochinita y Amable pudieron bailar hasta hartarse.”(Potter 2002:308). En El cuento del Cerdito Robinsón (1930), éste luego de mil odiseas, no retorna donde sus tías, que es lo esperado, sino que se va en barco hasta la isla del árbol Bongo, de la cual no tenía ninguna intención de moverse. De la misma manera el final del cuento de la oca Carlota (1908), en la que los perros terminan comiéndose los huevos, luego de salvarlos del zorro, es completamente inusual.

Sin embargo, también se pueden observar finales más comunes, en los que todos terminan felices, como ser en El cuento de los conejitos Pelusa (1909) o en el de los Dos malvados ratones (1904).

Otro aspecto que resulta innovador en la estructura de los cuentos de Potter es por una parte la variedad de la misma y la otra la precisión y combinación de situaciones para llegar al nudo. De esta forma, Beatrix utiliza diversos recursos para mantener al lector interesado y en suspenso: la repetición de acciones parecidas cuando la Sra. Bigarilla va mostrando las diversas vestimentas que ha lavado, ante la expectativa de la pequeña Lucie que quiere recuperar sus pañuelos; el malentendido y confusión entre Feliciana y Duquesa cuando una invita a la otra a comer una empanada; la sucesión de acciones muy cortas y rápidas en los cuentos más cortos: La historia de un conejito feroz (1906) y La historia de la señorita Minina(1906); la sucesión de muchas acciones, y situaciones con mayores descripciones en los cuentos más largos como El cuento del cerdito Amable (1913) y El cuento del cerdito Robinsón (1930).

2. 2 Acerca de los personajes

Los personajes de Potter son animales con características antropomórficas: pueden hablar, piensan y reaccionan como personas de diversas edades y además están vestidos.

Tradicionalmente, los animales ya tenían características humanas y roles muy importantes en las fábulas, existentes en la tradición oral, así como en los cuentos populares que fueron recopilados y reescritos por Perrault y posteriormente por los hermanos Grimm

Siguiendo con esta tradición de otorgar características humanas a los animales, Potter, además fue una de las primeras artistas en vestir a sus personajes con ropa de la época victoriana.

Dos autores importantes que antecedieron a Potter en este aspecto fueron los ya vanguardistas británicos Edward Lear en su libro Nonsense Songs, Stories, Botanics and Alfhabet en el año 1871 y Lewis Carroll con las series de Alicia.

Esta particularidad en los cuentos de Potter permite una vez más entremezclar la realidad y la ficción representadas por unos animales minuciosa y perfectamente dibujados, casi como si fueran fotografías pero vestidos como si fueran personas. Por otra parte, el hecho de que estén vestidos y que en muchas de las historias éste sea un problema para los animales, ya que éstos viven perdiendo y sacándose la ropa que sus padres los obligan a llevar, es una muestra de que para la autora las estrictas vestimentas de la época victoriana eran una molestia para los niños, representados en las ilustraciones.

6 7 8

El cuento de Perico El cuento del gato Tomás (1907) El cuento del conejito Benjamín

el conejo travieso(1902) (1904)

9 10

El cuento del gato Tomás (1907) El cuento del cerdito Amable (1913)

Dibujos 6, 7, 8, 9 y 10 de Beatrix Potter (2002) de diferentes cuentos en los que los personajes tienen alguna molestia o dificultad a causa de la vestimenta

Como observamos en las ilustraciones de Potter, así como en muchas de sus historias, los personajes principales suelen ser obligados a usar incómoda ropa, que luego terminan perdiendo a causa de sus travesuras, como es el caso de Perico el conejo o el gato Tomás.

Carole Scott (1994:77), realizando una comparación entre Potter y la ilustradora R. Baker, comenta:

“Whereas Barker takes pleasure in nature-inspired dress, for Potter clothes are usually a matter of anxiety and are often downright constricting or hostile to life.”

Por lo tanto, el hecho de que los animales se quiten la ropa, desobedeciendo así a sus padres, aspecto que, como vimos, se repite en varios de los cuentos de la autora, es una de las muestras de subversión en sus personajes. Alison Lurie (1998:108) escribe al respeto:

“De forma consciente o no, los niños perciben la simpatía y el interés de la autora por Perico, el gatito Tomás y los dos malvados ratones; por la impertinente y osada ardilla Nogalina y no por las otras buenas y tímidas ardillas o los obedientes conejos Pelusa, Pitusa y Colita de algodón.”

A mi forma de ver, la autora muestra una preferencia honesta por la actitud natural de los niños, y en la mayoría de los casos no pretende llegar a un final educativo, sino simplemente, ser realista o bien reírse de ciertas situaciones. Ella entiende la psicología infantil y este es un aspecto transgresor para la época. Ella está de parte del niño.

Es así que los personajes principales en la mayoría de los cuentos de Potter no sólo poseen características de anti héroes por sus conductas y actitudes rebeldes, impulsivas y desobedientes, sino que éstos no se van “enderazando” ni arrepintiendo a medida que transcurre la historia, como sucedía en las novelas victorianas. De esta forma Chandler (2007:302) hace notar:

“The nature of Potter’s characters remains unchanged, and that is the primary difference between Potter’s protagonists and the naughty children found in Victorian children’s books such as Catherine Sinclair’s Holiday House (1839) or Charlotte Yonge’s Countess Kate (1862.)”

Así por ejemplo, el conejo Perico, luego de irse hasta el huerto del Tío Gregorio, de perder toda su ropa y de ser “castigado” sin sopa, vuelve a realizar de las suyas con su primo, el travieso Benjamín, incursionando exactamente en los mismos peligros. La insolente ardilla Nogalina molesta varias veces al Sr. Pardo, realizando actos de mucha insolencia sin temor a ser reprimida, la cual “hasta hoy” tira palitos, da pataditas, refunfuña y grita desde lo alto de un árbol. O bien en El cuento de la señorita Minina, el osado ratón que la molesta y que casi es devorado por la misma, termina bailando un zapateado encima del armario.

Por lo tanto vemos que las actitudes y hazañas de los personajes demuestran bastante osadía: se alejan mucho, van donde no deben, corren peligro de ser comidos o atrapados, hacen muchos destrozos, son muy insolentes con los adultos. También esto hace que se crea un ambiente de tensión, de suspenso o de humor.

En la obra de Potter, todos los protagonistas que representan niños, son osados, valientes y tienden a no seguir normas, llegando a los extremos del peligro; además distan de ser virtuosos, al contrario poseen varios defectos, incluso los adultos. Podemos ver personajes holgazanes, despreocupados e irresponsables como ser las viejas tías del Cerdito Robinsón que lo envían al peligroso Puerto Pocilgas, o bien la ardilla Timoteo Puntillas, quien era “gris, gorda y holgazana” (Potter 2002:237), o el abuelo Brincos, quien irresponsablemente, dejó que Tomi Tejón se llevara a sus nietitos. Muchos otros personajes son olvidadizos, desorganizados y aturdidos.

2.3 Acerca de las ilustraciones

Tal vez hoy en día, por lo menos en el mundo hispanoparlante, Beatrix Potter es más conocida por sus ilustraciones de animales “tiernos” y de colores suaves, muy adecuadas para decorar piezas infantiles. Sin embargo, esta artista inglesa además de haber logrado toda una línea de decoración y de juguetes infantiles con sus personajes, marcó un hito en la ilustración de la literatura infantil.

Recordemos que Potter tenía mucho talento desde niña, cuando se dedicaba a observar y a hacer bosquejos de animales y plantas de la naturaleza. Además estuvo expuesta al arte de varios artistas de moda de la época gracias a que su padre, fotógrafo, solía rodearse de éstos: Evert Millais, Randolph Caldecott, entre otros. Por lo tanto, me atrevo a decir que Beatrix, antes de ser escritora, fue ilustradora y una gran amante del mundo natural.

Asimismo, recordemos que siguiendo la tendencia Pre Rafaelita de la época, Beatrix dibujaba elementos de la naturaleza con mucho detalle. De esta forma, podemos observar en sus dibujos que ella no realizó simplificaciones, ni caricaturas: fue una ilustradora muy perfeccionista, como bien lo expresa Alison Lurie (1998:107)

“Y sus ilustraciones, a diferencia de tantas de entonces y de ahora, no eran simplificaciones en tono menor para niños. Beatrix Potter ponía en juego todo su talento de artista en esos dibujos.”

Por lo tanto, sus ilustraciones eran no sólo muestra de su talento, su perfeccionismo y su respeto por la naturaleza, sino también de su respeto al niño, como un ser inteligente, sensible, que logra captar sutilezas y apreciar la estética artística. En este sentido, la autora hace eco a su narrativa, la cual tenía características parecidas: no ocultar la verdad, no ser condescendiente con los niños y ser directa con ellos, mostrándose muy realista.

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Dibujo 1: Ilustración de conejos de Beatrix Potter. Bocetos e imágenes libres de la autora (teimagino: 2008 web). Se observa su perfeccionismo y su realismo al dibujar los conejos.

Dibujo 2: Dibujo de Perico el Conejo en el Cuento de Perico el conejo travieso (Potter 2002:11)

En relación a la técnica, Potter realizó la mayoría de sus dibujos con acuarelas a color, y varios en blanco y negro como muchas ilustraciones de la época, sobre todo los que ilustró al final. En sus diversos cuentos, a lo largo de su vida, se puede observar algunos cambios, sobre todo en cuanto a la perfección de los detalles, la utilización de la sombra y la luz; al final, casi no tenía tiempo para dibujar y fue perdiendo la vista. Sin embargo siempre mantuvo la calidad en sus ilustraciones. Podemos observar las diferencias en las siguientes ilustraciones:

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Dibujo1: Ilustración de Potter (2002:400) La fiesta de Navidad de los conejos (1890). Se denota su calidad artística en los juegos de luz y sombra y el gran realismo en los dibujos.

Dibujo 2: Ilustración de Potter (2002:149) El cuento del gato Tomás (1907). Pese a la calidad, se puede observar la diferencia del trazo con el dibujo 1.

Dibujo 3: Ilustración en blanco y negro de Potter (2002:355) en El cuento del cerdito Robinsón (1930). Se observa aún el detalle y la perfección del dibujo, pero nuevamente se observa la diferencia con el dibujo 1.

Una de las primeras características que resalta en los dibujos de Potter es el enfoque, ya que la ilustradora realizando primeros planos o planos medios, se centra en el personaje o lugar que quiere destacar.

Si comparamos sus dibujos con otras ilustraciones de la época, vemos que Potter, si bien detalla casi a la perfección sus personajes centrales y los pocos elementos que los rodean, no dibuja grandes escenarios alrededor, sólo algo de éste, para que el lector se haga una idea general.

En realidad, esta característica implica no sólo una forma de lenguaje visual más directo y adecuado para el niño, sino una forma de acercarlo más íntimamente al personaje o al lugar donde se desarrollará la acción. De esta forma, Potter logra llevarnos a pequeños e íntimos espacios como túneles y huecos en los árboles que en realidad son el hogar de varios de sus personajes. Comparando los dibujos de Potter con los de Kate Greenaway, otra ilustradora de la época, K. Chandler (2007:290) comenta:


“Greenaway’s additional trees and figures, rivers, birds, creatures, and blossoms disperse the reader´s attention. Potter´s picture, however, portrays a simpler scene, where the bush and the background serve as exactly that –background-and they do not divert attention from the central figures.”


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